14.5.06
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Levante, domingo 14 de mayo 2006
Los ecologistas denuncian las «maniobras» para justificar la incineradora de la Vall d´Alba
Greenpeace, Agró y Ecologistas en Acción arremeten contra los proyectos de energía «obsoleta y antiecológica» de Territorio
Europa Press, Valencia
Greenpeace, Acció Ecologista-Agró y Ecologistas en Acción-PV denunciaron ayer las «maniobras» de la Conselleria de Territorio y Vivienda para presentar la incineración como una medida «viable» en el tratamiento de residuos sólidos, cuando, dijeron, es «una tecnología obsoleta y antiecológica». En concreto, explicaron en rueda de prensa que este departamento, «junto a diversos medios de comunicación afines», ha iniciado «una campaña política a favor de proyectos industriales de incineración en la provincia de Castelló, especialmente en la Vall d'Alba, donde ya existe una grave contaminación del aire debida a la instalación de la industria del azulejo y la cerámica».
En este sentido, mostraron también su preocupación por la postura del actual Pacto de Residuos acordado por el PP y el PSPV, ya que, como en el anterior Plan Integral de Residuos (PIR) de 1997, «no descarta la posibilidad de la instalación de incineradoras en la Comunidad», aunque matizaron que ayer el PSPV les aseguró que su partido «no comparte este modelo ni la iniciativa propia del conseller Rafael Blasco, que anima a las empresas de incineración a presentan proyectos en los planes zonales».
El director ejecutivo de Greenpeace, Juan López de Uralde, afirmó que esta tecnología ocasiona «graves problemas de salud testados», al tiempo que «no elimina los residuos ni los problemas que conllevan», puesto que, «únicamente cambia el medio en que la contaminación se produce». Esto es, pasa la contaminación sólida al medio atmosférico o líquido a través de los llamados filtros húmedos. Además, indicó que no suprime la necesidad de vertederos, ya que las cenizas y escorias contienen sustancias químicas, como las dioxinas, que deben depositarse en vertederos de residuos tóxicos y peligrosos.
López de Uralde señaló que una «parte importante» de la composición de la basura, un 40%, es materia orgánica, la cual no aporta ningún valor energético cuando se quema. Por este motivo, indicó que «la energía que se ahorra a través del reciclaje es cuatro veces superior a la que se genera incinerando», por lo que, desde el punto de vista energético, «el balance es más favorable al reciclaje, al compostaje y al tratamiento separado de las distintas facciones de basura».
Una energía subvencionada
De este modo, aseguró que «la única razón por la que la energía de una incineradora es rentable es porque es una energía subvencionada». Además, advirtió de que «las incineradoras son plantas que utilizan las basuras como materia prima, por lo que, una vez instaladas, hay una necesidad de generar basuras para mantener en marcha esa máquina y ello impide hacer políticas de reciclaje intensivo».
Para el portavoz de Acció Ecologista-Agró, Miguel Aguilar, la raíz del problema está en el antiguo PIR, que autoriza un vertido de hasta el 44% de los residuos sólidos, «una cantidad enorme de residuo que no se puede gestionar». Como alternativa a la incineración, «solución ambiental de alto riesgo», Aguilar apostó por un tratamiento de residuos en el que «se priorice la minimización, el compostaje y el reciclaje al máximo de los residuos que van al vertedero», puesto que, dijo, es el sistema «más oportuno, económico, social y medio ambiental». «Un trabajo de inversión para hacer viable la separación de materia orgánica e inorgánica por parte de la población nos permitiría reutilizar hasta un 80% de las basuras».
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